La niña de Guatemala

la niña de G

José tenía apenas 24 años cuando la conoció. Era maestro, de voz segura y exudaba pasión con cada célula. No era un hombre físicamente atrayente, pero cuando hablaba consumía el alma. María, en cambio, era una adolescente hermosa de 16 años y, como toda mujer, impresionable.

Yo me hubiese enamorado de Martí si lo hubiese conocido. María, que lo conoció, tampoco pudo resistirse. Pero (siempre hay un pero en las historias de amor) ya Martí estaba comprometido con Carmen y, aunque la sinceridad se impuso desde el inicio… la realidad para la niña fue devastadora. Martí volvió a Guatemala ya de la mano de la Zayas sólo para dar comienzo uno de sus más tristes poemas.

La niña, que continuaba enamorada, desafió una helada lluvia para encontrar a su José. Apenas unos días antes… le había escrito:

«Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral… Te suplico que vengas pronto, Tu niña.»

Así enfermó María… de neumonía. Y los médicos no podían salvarla. Su padre, uno de esos militares rectos que cumplen a pie de fusil con la moral, se derrumbó y mandó a llamar al maestro. El único consuelo para la niña, el único alivio… sería abrazar (aunque fuera por última vez) a su Martí.

Unos días más tarde nació el poema…

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda…

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores…

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!…

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

19 respuestas a “La niña de Guatemala

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  1. Nada te salva de un amor así. No es cuestión de ser, es del sentir.

    No hay vanidad que salve la muerte por amor, por eso su frente, es la frente «que más (ha) amado en su vida»

    ¿Puede uno enamorarse del amor?

  2. Hace unos meses tuve que ir a una cobertura sobre un evento de agroecología donde habían tres invitados extranjeros, entre ellos una campesina guatemalteca. Nos fuimos de recorrido por el municipio de Florida a ver coopertativas destacadas en esa materia y en una de ellas, el dueño era un antiguo maestro de primaria que se había acogido al decreto ley 259. Al llegar y hacer las presentaciones de rigor, él, al enterarse que ella era de ese país, sue fue corriendo a su casa y regresó con un viejo libro empolvado que hablaba de la vida y la obra del Maestro. Allí buscó y buscó y encontró el poema y se lo leyó a la muchacha. El rostro de ella se estremecía tras cada verso. Luego él le obsequió el libro y ella se lo llevó a su país como uno de los mejores regalos que le hicieran en su vida. Yo me llevé ese instante como una de las mejores cosas que me ha pasado en mi corta experiencia en el periodsmo. Gracias por recordarme ese momento Mar.

  3. Hermosa historia, hermoso poema. La diferencia de edad no era tanta; yo a mi segunda esposa le llevaba 16 años… y durante doce años vivimos el mejor de los matrimonios… Así que eso es lo de menos.
    Cariños.

      1. Menudo apóstol… Con una figura así cualquier país se sentiría pleno de orgullo.
        Cariños a ti y a la isla entera (No sabes cuánto me gustaría visitar ese país hermoso en el que vives. Supongo que ya llegará el día).

  4. http://youtu.be/XAAP6bfNGK4 Aquí esta el enlace de la musicalización del poema de Martí con el arreglo de Oscar Chavez,
    Yo conocía esa pieza desde hace muchos años, pero es hasta ahora conozco la historia de María García Granados , cosa que de verdad te agradezco Mar.
    Es una historia muy triste, aunque hermosa;en ocasiones así es el amor, nos queda éste poema para recordar a » La niña de Guatemala».
    Un fuerte abrazo.

    1. Otro para ti Shira… y a brindar porque no todas las historias de amor terminen con llanto. Como diría Sabina: que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel.

  5. Siempre conmovedor. Al corazón hay que seguirle, luego a la razón. La química es una fórmula natural muy simple, la moral es un ardid de la razón. Sentí al ser humano que hay en todos. Gracias.

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