Padre castigador,
madre abnegada,
hija sumisa,
esposa muda.
Como Dios manda, la tradición enseña y la ley obliga:
el hijo golpeado por el padre
que fue golpeado por el abuelo
que golpeó a la abuela
nacida para obedecer,
porque ayer es el destino de hoy y todo lo que fue seguirá siendo.
Pero en alguna pared, de algún lugar, alguien garabatea:
«Yo no quiero sobrevivir.
Yo quiero vivir.»
Eduardo Galeano.
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