Sé que a muchos intelectualoides, el simple hecho de escuchar el nombre José Ángel Buesa, les causa escalofríos, allá ellos.
Descubrí a Buesa hurgando en una antigua libreta de mi abuela, y tengo que admitir que me sorprendió lo que encontré en ella, tenía en aquel entonces 13 años, pero la sonoridad de sus frases me cautivó para siempre. A medida que pasó el tiempo y me encontré con poetas de la talla de Vargas Llosa, Benedetti, Neruda, imaginé que Buesa quedaría relegado a un segundo plano, no fue así. Buesa me hechizó desde aquel entonces.
Este poema no es más que frases sonoras y simples que se entretejen con memorias para formar una red en la que caes. Al menos yo caí en ella. Yo también he cargado secretos como este.
Aquí dejo el poema, espero que la red lanzada sea efectiva.
Poema del Secreto
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día…
y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente…
y no puedo olvidar.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar…
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.
Ya ves: Tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar…
porque puedo dejarte de amar, y sin embargo…
no te puedo olvidar.
Yo tuve un novio en la Secundaria que me regalaba poemas de Buesa! En aquel entonces me parecia lo mas bello del mundo… que tiempos aquellos!!
Se regalaran poemas ahora los niños de Secundaria?
A mí me ocurrió lo mismo con la poesía de Borges (luego descubrí que sus cuentos son mucho mejores). Fue una época de mucho verso: Pessoa, Kavafis, Oliverio Girondo, Eliseo Diego… Nunca he vuelto a leer tanto como entonces, hace unos 10 años.
Te respondo con uno de Borges:
El desierto
Antes de entrar en el desierto
los soldados bebieron largamente el agua de la cisterna.
Hierocles derramó en la tierra
agua de su cántaro y dijo:
Si hemos de entrar en el desierto,
ya estoy en el desierto.
Si la sed va a abrasarme,
que ya me abrase.
Esta es una parábola.
Antes de hundirme en el infierno
los lictores del dios me permitieron que mirara una rosa.
Esa rosa es ahora mi tormento
en el oscuro reino.
A un hombre lo dejó una mujer.
Resolvieron mentir un último encuentro.
El hombre dijo:
Si debo entrar en la soledad
ya estoy solo.
Si la sed va a abrasarme,
que ya me abrase.
Esta es otra parábola.
Nadie en la tierra
tiene el valor de ser aquel hombre.
… entonces respondo:
Si la sed va a abrasarme,
que ya me abrase….