Éramos tres, estábamos solos…
Hablábamos de sexo, de amor, de amistad. No había música de fondo, no era como en las películas.
De repente, sin saber cómo, se coló el tema de las rubias tontas y él, con su teoría, nos sorprendió a todos: no la recuerdo toda, pero tenía que ver con los rayos cósmicos.
Los geeks siempre con la cabeza en otra parte…
Una mañana mágica.