Hace mucho que no veía un cielo tan lindo, parece uno de película. Las estrellas fugaces surcan la noche y no me dan tiempo a formular mis deseos.
El aire huele a tierra, a flores, a monte… ya había olvidado lo que se sentía en verdad respirar.
Lentamente, cierro las persianas. No quiero perder un instante de la claridad de mañana. Sé que el sol no me defraudará y saldrá temprano.

La noche infinita del campo, poblada de luces, nos recuerda nuestra pequeñez en el universo, y el privilegio de vivir en un rincón de tanta belleza.
La noche en el campo es mágica, las estrellas son más brillantes y la luna más grande.
Es simplemente maravilloso.