Ella lo mira y no sabe qué decir, a veces las palabras sobran.
El tampoco dice nada.
Como un juego del destino se han vuelto a reunir, el azar los ha traído de vuelta.
El reencuentro no ha sido como lo esperaban, esta vez, contra todo pronóstico, se han vuelto a besar.

Alguien muy sabio dijo alguna vez: «Dios no juega a los dados con el Universo». Quizás la gente debería confiar un poco más en el destino y el azar como, al parecer, haces tú.