«La insoportable levedad del ser», de Milán Kundera, es uno de esos libros que se hacen necesarios. Narra historias de amor, sexo, traiciones, muerte… narra la vida. Cada línea se convierte en reflexión y cada historia se graba en la memoria. Yo, para no ser egoísta, he querido compartir una pequeña porción del libro. Espero que la disfruten.
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Temía intentar que le soltara la mano, por no despertarla, y con mucho cuidado se dio media vuelta hasta apoyarse en un costado para poder observarla mejor.
Volvió a imaginar que Teresa era un niño al que alguien había colocado en un cesto untado con pez y lo había mandad río abajo. ¡No se puede dejar que un cesto con un niño navegue por un río embravecido! … Hay tantos mitos que comienzan con alguien que salva a un niño abandonado. ¡Si Pólibo no se hubiera hecho cargo del pequeño Edipo, Sófocles no habría escrito su más bella tragedia!
Tomás no se daba cuenta en aquella ocasión de que las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora.
Lo leí con 15 años y me marco!!
Es cierto, Marian: con las metáforas no se juega. Pueden ser una arma de seducción masiva. He visto gente desangrada y gente que ha llegado a morir por manipular incorrectamente… una pequeña metáfora.
Así mismo… yo, alguna que otra vez, le he causado bajas al enemigo.
Acaso no es el mismo Amor la metáfora más grande? o no somos de Dios una metáfora a su imagen y semejanza. O es ese dolor que no sentimos y que no nos deja vivir un dolor metáforico. Hay tanto de verdad en ellas como de ellas en nosotros. Me atrevo a escribir lo que pienso, disculpen mis idiotas verdades.
No tienes que pedir disculpas… el amor es, de hecho, la metáfora más grande 🙂
Una metafora muy cierta y necesaria, como la pasion y el deseo… como imaginarte mas alla de tus palabras, tu sensualidad, tus pecados, y todo
lo malovolo y tierno que te hace mas cercana a tus escritos, a tu imagen, a tus armas de seduccion e inclusion masivas y selectivas, gracias