Poema sádico

Lo reconozco,
de vez en cuando pierdo la calma
y ya no escucho, ya no razono,
soy ciega y sorda.

De vez en cuando porfío y lanzo
mil gritos al silencio
por cosas que no comprendes
o yo no acepto.

Y sigo siendo después de todo
terca y obstinada, como una niña.

A veces, incluso, me regodeo
en las palabras que te duelen
y que mi boca dispara,
para matarte.

Tus lágrimas son
el dulzor amargo de mi victoria.

13 respuestas a “Poema sádico

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  1. ¿Ves? Por eso ya no voy a contarte mis acciones y pasiones secretas, porque las tomás -incluso sin conocerlas todavía- y ¡pum! las convertís en algo tan mi retrato, que quedo con la sensación de que debí decirlo yo, si yo pudiera decir tan bien dicho.

    Besote.

  2. «y que mi boca dispara»

    me inspiras una historia erótica con tu poesía, una historia, llena de sadismo, puede ser algo interesante, y lo disfruto y mejor escrito no podría quedar

    un beso enorme

  3. El dístico final cierra de manera perfecta al poema. Felicitaciones Mar, una muy buena descripción de sentimientos que no todos se animarían a poner por escrito.

    1. Pues señor Borgeano, la verdad es que odio discutir, pero cuando lo hago me vuelvo cínica… y muchas veces me arrepiento de las palabras que digo. Suelo herir.

  4. Hay que tratar de no herir, seguro; pero sólo cuando esa herida se inflige gratuitamente. Cuando el receptor se lo tiene merecido, pues no creo que haya que sentir mucha culpa al respecto. Hay que sacarse esa idea cristiana de «ser bueno» a toda costa. A dios lo que es de dios y al César lo que es del César.
    Cariños.

    1. Cuando se lo merecen no me arrepiento… eso es obvio. Lo malo es que cuando discuto a veces no distingo quién lo merece y quien no.
      He herido incluso a mi madre, y ese es un arrepentimiento que no se me irá jamás.

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