He decidido esperarte a orillas de un verso, porque si te menciono, hombre triste, no vuelvo del cementerio.
Han pasado tantas estrofas desde aquel comienzo, que el breve haiku antimelancólico que pretendía acunarme, se volvió una desesperada prosa de observatorio.
Me acosan los fantasmas del futuro cuando digo tu nombre.
Tengo miedo.
Mar.. bonito pasaje… hay tormentas en la que nos hundimos que ni con marea baja salimos al flote… gracias por tus lindo versos.. Ivette
Ivette, si mis versos te despejan tempestades te los regalo. Sé lo difícil que puede ser abandonarse a las mareas.
Un beso y gracias por la visita.
el futuro querida, es algo que no existe, al menos no durante el momento en que están sucediendo las cosas…
me gusta la espera a orillas de un verso, quisiera ser el afortunado, tener 20 años menos, andar en la misma isla (pero al igual que el futuro, el pasado es algo que ya fue y en mi quisiera no hay otra cosa que pasado)
miedo, miedo, miedo y no se decir otra cosa que tu nombre, he decidido esperarte junta al mar con las orillas de estos versos, esperarte, Mar, m-ar-mar
Carlos… el futuro y yo tenemos un contrato… ninguno de los dos se inmiscuye en los asuntos del otro. Es sabido que cuando, por alguna casualidad, el porvenir se deja entrever, suceden cosas muy extrañas.
dejemos que suceden entonces
…Y te espero, hombre triste, a la orilla de este mar…
Me gusta este post tuyo que encontré en una excavación arqueológica. Hace ya que no te acecho, pero hoy tu pequeña brevedad me parece una joya. Pues bien entré para regalarte descaradamente estos versos, que están sin dedicar:
http://animalenreposo.cubava.cu/2017/05/03/sin-dedicar/
Pues gracias doble, por los versos y la visita 🙂