Toda la historia del mundo cabe en un grano de maíz. Y sin embargo los besos (ay, los besos) son tan eternos, que ni mil mazorcas alcanzarían a contenerlos.
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Toda la historia del mundo cabe en un grano de maíz. Y sin embargo los besos (ay, los besos) son tan eternos, que ni mil mazorcas alcanzarían a contenerlos.