Ana María Shua, que no es ni matemática ni física (ni siquiera botánica), ha dado la descripción perfecta de los inicios de la manzana. Su teorema, mal llamado en algunos círculos microrrelato, apuntala las bases del pensamiento lógico. Su silogismo es el epicentro mismo de la comunidad científica.
La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de gravedad.
y la de apple?
esa es un poco pija… por eso no se menciona 😉
hace rato que no entraba en tu blog/obra y no entiendo porque si cada ves es un placer tan grande!
pues gracias 🙂
Había dejado un comentario aquí y ahora veo que no está! Me censuraron?
Jamás censuro a nadie… estás seguro que lo dejaste?