Desconocimiento

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Tú, por supuesto, no lo sabías… pero yo te odiaba.

Por eso la furia de aquel domingo. Por eso la bestial manera de sangrarnos las bocas a mordidas, de rasgarnos el cuerpo con las manos. Cada embestida procuraba un desquite… y te empujaba contra el piso, y te enredaba los cabellos, y te rompía con los dientes las ropas que te quedaban.
Mi castigo era humillarte, hacer que me suplicaras.

Tú no sabías pero, yo te odiaba.

19 respuestas a “Desconocimiento

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  1. Sabía que existían esas personas ; Las que tienen esa malformación.
    No se a que se debe.

    El sexo lo tienen metido en el seso.

    Lo importante es que no se las discrimine y sean felices.

    Rubén Ardosain

  2. Hola Pedacito de Mar

    Muchas personas tienen variado sentimientos, en relación a otras personas, sentimientos que pueden ser cambiantes, que no se pueden definir bien con las palabras que usualmente utilizamos para ello.

    Uno de esos sentimientos es el ¨amodio¨, en este caso, podría ser, ¨deseodio¨ ; ya que me da la idea de que la protagonista es del tipo volcánica ; ¨Olvidate del amor, vamos a los bifes¨.

    Le gusta más el sexo que el chocolate.

    Pero volvamos al asunto que nos congrega.

    El amodio, es una extraña mezcla de amor con odio ; La misma persona que lo siente, se siente rara con el, a veces parece prevalecer más uno que otro.

    Personalmente soy muy receptivo a esos sentimientos de otras personas
    Se suele dar bastante entre ex parejas.

    Hay quienes tienen bien definido el sentimiento ; lo odio ; lo amo, pero muchas otras oscilan entre el rechazo y el deseo por el otro.

    Creo que se da más entre las mujeres que entre los hombres.

    Aclaro que no me baso en ningún estudio científico, es solo una sensación personal provocada por lo que vivo, leo o escucho.

    Lo percibo sobre mi persona, despierto ese tipo de cosas.

    Puede que solo sea incapacidad mía para percibirlo ; pero nunca sentí solo el odio o desprecio de una mujer hacia mi ; Solo sentí y siento, el amor o el amodio de ellas.

    Es como si me dijeran, quisiera cachetearte o quisiera no volver a verte nunca más y al rato quisiera abrazarte y besarte, y más allá…

    Sienten enojo con ellas mismas por esa ambivalencia.

    Pero no es exactamente la idea que expresa esta letra

    No quisiera quererte, pero te quiero
    Ese castigo lleva la vida mía
    Por tenerte conmigo me desespero
    Pero si te acercaras me alejaría

    En esta letra no hay odio ni violencia.

    En el amodio hay odio y violencia latente, que puede estar sublimada, pero está presente.

    Es un sentimiento de impotencia que sienten, la quisiera tener a esa persona, pero es como sostener a una anguila o así lo sienten al menos.

    O quisieran que fuera diferente, pero no lo es ni parece que lo será.

    Esa especie de odio que las invade, en realidad no encuentra una justificación muy clara y entonces crece otra vez el primer sentimiento, que fue de agrado, simpatía, atracción difusa y tal vez amor por esa persona alguna vez.

    Te preguntarás, ¿pero a que viene a cuento todo esto y porqué se me ocurrió escribirlo?

    Hay cosas en la insondable mente femenina que están fuera de mi alcance comprenderlas.

    Siempre las percibí, como gatas floras y/o Marías de las Angustias.

    Supongo que el personaje (¿Un Pedacito de Mar?) habrá debido leer otras historias y conocer a otras chicas como ella, y seguramente se habrá enterado que eso mismo le pasa a muchísimas ; Por lo que debiera haber llegado a la conclusión de que la cosa no era privativo de ella sola.

    Debe haber un gen que las induce a esas conductas e interpretaciones.

    Mi amigo J.J. Vergatiesa que era un fanático del estudio del genoma humano, me solía comentar que esos tipos de razonamiento se deben a un gen

    El gen de la boludes según él, que muchas mujeres a ciertas edades lo tienen impreso más de una vez y totalmente activos, y que al revés que con el reuma, se suele corregir con los años.

    Bueno una cosa me fue llevando a la otra y se me ocurrió entonces armar esto del amodio y contártelo.

    ♣ Rubén Ardosain ♣

      1. No puedo nena, nací armado así.
        Sin embargo, mientras leo no analizo, me entrego al autor o autora.
        El proceso viene después, y puede ser despiadado si la cosa lo amerita.
        No es este caso por cierto.
        Rubén

    1. No se me ocurre por qué tendrías que imaginarlo, o que puede importarte.

      Pero puedo decirte, que casi lo más importante para mí siempre fue el desafío de la conquista, y el método de seducción elegido para la ocasión, de acuerdo a las características de la mujer y las circunstancias.

      No hay ciudadela conquistada, que pueda opacar el placer de una ciudadela por conquistar.

      Puedo comenzar la cosa, bebiendo sus lágrimas, o conquistando primero la atención de su pequeño hijo.

      Después, la toma del trofeo enmarcado por dos magnificas columnas, seguido del ajetreo que precede a la petite mort, sería la culminación ideal.

      La forma diferirá si es una treintañera que comienza a ser una mujer mujer, o una inteligente mujer de más de cuarenta.

      Con las veinteañeras, paso, ni cuando yo era veinteañero las soprtaba.

      Pero lo que hay que entender, es que no busco conquistar un cuerpo, sino una mente ; Si no tengo su mente no tengo nada ; Sus sueños deben ser míos.

      No soy un repartidor de leche a domicilio.

      ¿El riesgo?, enamorarme…

      Mi amigo J.J. Vergatiesa solía tratar de impresionar o embaucar a una posible conquista, diciéndole lo siguiente:

      ¨Donne ch’avete intelletto d’amore¨ (Mujeres que tenéis inteligencia del amor¨.

      Digo embaucar, porque nunca se lo creí mucho.

      Y sin duda que lo conseguía, se lo decía en italiano y como la chica, generalmente veinteañera, no entendía, se lo traducía ; El impacto era inmediato, las dejaba como sin respiración.

      Nunca utilicé esa técnica de atraque, no me pareció ético era de mi amigo, pero ganas no me faltaron.

      No hay reglas rígidas para todo lo que hace a la conquista de la mente de una mujer, y su culminación disfrutando de sus encantos, deshaciendo un lecho, o revolcados en una playa, o en un pastizal ; Se verá.

      ♣ Rubén Ardosain ♣

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