A Déborah, que me dio la luz.
Lo confieso, no me gustan los días grises, me da por ponerme a tono. La sonrisa se me congela y un dejo de nostalgia triste comienza a reaparecer. Cualquier canción que hable de amor me desbarata el alma y los ojos comienzan a diluviar con el primer estribillo cursi.
Afortunadamente, no soy la única que sufre con los colores… incluso en Brasil tienen una definición. A la gente como yo las suelen llamar “personas que pertenecen al sol”. ¿Quién sabe? Quizás sea cierto y yo no sea un ser de nubes. Sólo sé que, al escuchar la frase, comienzo a imaginar rayos de luz calentándome el rostro… La imaginación es un arma maravillosa, tal vez no sea necesario ni que el cielo aclare.

lo curiso es q a mi… la poesía…., en general las cosas poéticas, no suelen llegarme…, pero Mar… de algún modo tus escritos lo consiguen muy a menudo…
Bueno, cielo, eso es lo mágico de la escritura.
Tu cuerpo está formado por elementos atómicos que se generaron hace millones de años en la explosión de otros astros. Es maravilloso saber que hay personas que son capaces de sentir amor por sus verdaderos padres: las estrellas.
Bonito sentimiento. Bonito verlo volar en tu imaginación.
Un saludo =)
La luz, esa que viene del sol… calma, alegra.
Gracias por pasar a comentar 🙂
Niña hermosa, irradias mucha luz. Me encantó tenerte cerca recorriendo montes y ciudades. Un abrazo desde el oasisdeisa.wordpress.com
Un abrazo de vuelta, Isa. Con botas y todo 🙂