Recordar, del latín recordāri: volver a pasar por el corazón.
A veces se me olvida (yo y mi mala memoria) que el pasado puede ser también fuente de alegrías, que no solo las «terribles cosas» quedan atrás. En ocasiones -silly me- paso por alto los autores viejos por temor a una lágrima perdida… y me pierdo entonces la oportunidad de un reencuentro.
Afortunadamente, hoy descubrí que un texto añejo puede retornarte la sonrisa, que una canción «maldita» necesita volverse a regalar. Incluso sabiendo que los recuerdos, cuando son buenos, son peores que las balas, a veces es necesario abrir la caja de Pandora. Porque, si bien es cierto que -en teoría- todos los males del mundo salieron de esa valija, no hay que olvidar tampoco que los buenos no se quedaron atrás.
♫ pero no tuvo ni tendra ♫ la sangre fria ♫ ni la mente clara ♫ y calculadora ♫