Yo no miento, yo hago literatura. Debería cobrarte con dinero pero me conformaré con un poco de sexo.
Mmmm…
Ella sonríe (como gato que se comió el canario) mientras entorna los párpados -desde este rincón sólo se le observa el rostro- y su mirada se pierde entre los arabescos del techo. Arriba, sátiros depravados corretean detrás de ninfas semidesnudas. No puedo evitarlo, la curiosidad me mata: ¿imaginará o recuerda?