Y viene Carilda, por enésima vez, a devolverme el cinismo, la razón, el motivo. Llega con sus años, casi latiendo la centena y apretujando los míos me retorna la fuerza necesaria para el desalojo. Exorcizar una pena se hace más fácil si se acompaña la acción con un poema.
Te borraré con una esponja de vinagre
Te borraré con una esponja de vinagre,
con un poco de asco.
Te borraré con una lágrima importante
o con un gesto de descaro.
Te borraré leyendo metafísica,
con un telefonazo o los saludos
que doy a la ceniza;
con una tos o un cárdeno minuto.
Te borraré con el vino de los locos,
sacándome estos ojos;
con un varón metido aquí en mi tumba.
Te borraré con juegos inocentes,
con la vida o la muerte;
¡aunque me vuelva monja o me haga puta!
Mar querida:
Al exorcizar, ponle su z. Y porfa, borra este comentario mío como si Carilda fueras. O mejor, exorcízalo como seguro sabes. Que de él solo quede el beso que dejo.
Arreglado, fue un lapsus. Pero dejo su comentario, me hará recordar que tengo que revisar 2 veces antes de publicar.
Beso y gracias.
Nadie como ella Mar!!! Y cuántas veces hacemos nuestra esta frase: “Te borraré con una esponja de vinagre (…) ¡aunque me vuelva monja o me haga puta!” 😉
Bueno… no es que que vayamos a empezar a cobrar, no?
así es jajajajaja
Carilda con su eterna sensibilidad. Gracias Mar por regalar su poema
Por la visita 🙂
Gracias por esta entrada me gustó mucho. Soy nueva por aquí.
Te dejo mi sitio, sería bueno leerte por ahí. Yo escribo. Me gusta saber opiniones.
beso!
https://cacoremitente.wordpress.com
Pues paso por tu blog a devolverte la visita.
Beso de vuelta 🙂