Yo pensaba que estaba muerto,
creía que las 150 puñaladas,
que inocentemente
le había clavado,
habían callado su canto.
Aquel corista,
con su voz tan poco melodiosa,
estaba destrozando
una canción de los Beatles.
Por supuesto,
esa es una,
de las pocas cosas,
que no se pueden permitir.
yo sentí eso cuando con la versión en conga de hey jude que hizo surcaribe… qué soberbia!…
jajajajajaj, es que a veces a uno le entra una indignación!!!!
quizá aquel corista, no era el corista sino la corista y tal corista era una sirena que disfrazaba en alguna canción/es de los Beatles su canto hechicero…
Bueno, entonces cometí sirenicidio
150 fue poco. Con los Beatles no se juega.
Saludos.
Eso digo yo, el doble… tenía que haberle dado el doble 🙂