Cuando escribo (como ahora) esquivando retratarme, tiendo a confundirme. Al final, a contracorriente, Ann y María me dibujan un poco. Un poquito ángel y otro tanto demonio, como dijera sabiamente aquella personita de 1 metro 20.
La Marian que escribe siempre se filtra, algunas veces aún a mi pesar.
Las historias se me parecen un poco a citas inconclusas, a deseos internos. La boda blanca, los claveles rojos, los besos húmedos, los dandys escondidos entre canciones…
La Marian que llora o hace llorar es la misma que se enamora de muchachos de ojos marrones o azules. Marian es María, es Ann… Marian, soy yo.
la mar que escribe siempre se filtra aunque pretendas esquivarlo, aunque escribas en boca de un ser que no eres, parte de ti se va en lo que escribes porque depende de cuánto corazón quisiste enseñar o quisiste poner… al menos a mí a veces me confundes y no tengo ningún interés en que nadie me lo explique… me gustas así: incomprendida en la contracorriente…
Gracias Camarero. Un gracias enorme por entender.
++++
«gracias, gracias! doy clases los Jueves, no cobro mucho»… como bien diría Shrek 😉
I won!
bueno… pero yo si cobro mucho 😉
entonces voy a las clases de izma…ahorro un poquito…y después voy a las de mar… aprenderé algo?…
no sé… quizás…