Como aquel poema que me hizo recordarte,
como un oasis en medio del desierto,
como un niño triste que se encuentra,
en medio de la nada, un caramelo.
Como el arcoíris que aparece,
siempre detrás de la tormenta.
Como la flecha ajada de Guillermo Tell
o la manzana mordida de Adán y Eva.
Como el rabo de nube que se forma
cada vez que Silvio entona un tema.
Como Sabina y sus cantos,
a veces antifonales.
Como Chucho Valdés y su Misa,
no tan negra, no tan blanca.
Como los parques y el mar,
como la arena que quema.
Así irrumpiste en mi vida, así tu imagen me llega.
Mar: Cualquiera envidia la suerte del modelo que posó para ti en este post.
cualquiera menos tú… que eres mi futuro esposo 🙂
genial,,, es verdad lo que dice Enrique, se siente una envidia
no sean así… yo los quiero a todos. Esto es simplemente un poquito de preferencia 🙂
La poesía revolotea cerca en estos días, más aún, con la bonita metáfora de Enrique, colofón perfecto para este poema.
Ten cuidado que a los caramelos les meten droga 🙂
Jajajjaa, mira que eres malo!!! estos caramelos son dulces… sin heroína.
Hermoso niña!!!!
Gracias Jorge… un día nostálgico.
q bello post, siempre tan suave y sensible. Un abrazo a la distancia.
Gracias Isa, usualmente no publico mucha poesía… esta fue algo especial 🙂
No suelo publicar mucha poesía pero esta es especial… me alegra que te guste.