Entre María y Ann se coló me coló una duda. Ann (la rubia, la dispuesta) defendía a capa y espada la fidelidad. María, por supuesto, militaba del otro bando. Hoy reproduzco íntegramente las razones de la pelirroja. Quizás otro día les detalle las de Ann.
Soy infiel, irreverentemente infiel, sin complejos ni dudas.
Soy infiel porque disfruto descubrir mis labios en otros labios, porque todas las manos son diferentes, porque el anhelo de lo nuevo, de lo prohibido, siempre es morboso.
Soy infiel porque cuando descubro tu cuerpo en otros cuerpos soy capaz de darme cuenta, en ese justo momento, si te amo o te desprecio. Y en ese instante, en el preciso instante en que no soy tuya, vuelvo a ti.
Soy infiel porque disfruto, enormemente, la cacería.
Soy infiel porque tengo ojos y puedo mirar, porque tengo manos y puedo tocar, pero sobre todo, porque tengo cabeza… y me encanta jugar.

¿Y quién le puede llevar la contraria?
Un abrazo,
Jesús
Pues Ann, que todavía cree en los finales felices.
A Ann, tendremos que darle unas clases. Ya sé, tú te ocuparás de ello. jejejej
Por eso me cuadra María… jejejeje… aunque Ann tiene una rara forma de predominar muchas veces, no crees??!!!
bueno… eso tienen los poderes duales… se alternan.
Lo que es infiel-infiel nunca lo he sido. Eso sí: entiendo todas y cada una las razones de María… 😯
yo mejor no me delato… pero sí, María podría tener razón en muchas de las cosas que dice 🙂
Oh, en verdad es increíble, creo que jamás me había sentido tan identificado con unos versos, estos días pensaba escribir algo parecido, pero sin duda ya me has quitado las palabras de las teclas. Me quedo con éstos.