El insomnio

El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño.

Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarro. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormirse. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la
mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido.

El insomnio es una cosa muy persistente.

 

Tomado de «El libro de la imaginación», pág 19.

19 comentarios sobre “El insomnio

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  1. Qué tiempos aquellos en los que se contaban ovejitas, un poco drástico lo del tiro, si encima no es ni efectivo.. pues eso, que cuente ovejitas.

    Yo cuento muchachas adorables para dormir, empiezo, «Mar….. otra vez Mar…..»

  2. Está muy bien. Cuando hay que dormir, hay que dormir (lo cual significa que no estoy cien por ciento de acuerdo con la última sentencia del texto, el cual es muy bueno. No olvidemos que muchos han relacionado el sueño como una pequeña muerte y la muerte como un sueño eterno. Es decir que el hombre sí se durmió, aunque con el más potente de los somníferos.).
    Cariños y dulces sueños.

  3. En aquella época no se había inventado el clordiazepoxido, pobre hombre….Con lo mágicas que son las noches a veces y el rechazándolas!!

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