Ann me cuenta que hace poco uno de sus amigos le regaló una rosa náutica.
Es de papel -me confiesa en susurros- para que pueda almacenarla en libros. Eso de ir arrancando flores por los jardines me parece cruel… afortunadamente, nunca me ha gustado la idea de deshojar margaritas.
Ahora –me apunta ruborizada- tengo una rosa marinera. Una rosa guía. Y estoy a punto de empezar mi viaje.
Coño, osea que arrancar flores le parece mal pero árboles no 😀
jajajajaja, bueno señor D… ni ella ni él son los que cortan los árboles…además, recuerde que el papel se recicla. No sea malito con ellos.
de eso va esto, de rosas naúticas, de helados, de confesiones y de deudas…y de muchas gracias por tu cariño…y menos mal que un algarrobo no puede arrancarnos un dedo para regalarselo a su algarroba..verdad ?
…verdad.